Nico Williams: "Me quise comprar un coche, porque tenía el dinero; le pregunté a mi madre y no me dejó" (2024)

Llega con el móvil, con el que pasa entre tres y cuatro horas todos los días, aunque con la sonrisa con la que estima el tiempo se intuye que es algo más. Nico Williams (Pamplona, 21 años) tiene una de esas risas contagiosas y una de esas personalidades que caen bien. Se extraña un poco cuando se le adelanta que, de fútbol, poco. Pero luego se relaja. Y se divierte. Y convierte las mentirijillas en respuestas sinceras de la juventud que tiene. Junto a Lamine Yamal, ha cambiado el estilo de la selección española. También sonríe con eso.

¿Cómo está?

Bien, deseando que llegue ya el partido contra Italia.

¿Qué hace un chaval de 21 años encerrado un mes en un hotel?

Bueno, pues jugar a la Play, al FIFA, al futbolín, hablando de nuestras cosas...

¿Y de qué hablan los jóvenes hoy?

De los juegos, de dónde vamos a ir de vacaciones, de los colegas...

¿Dónde va a ir de vacaciones?

No lo sé, donde me lleve el viento.

En su vida normal, ¿cuántas veces sale a cenar en una semana?

No mucho. Me cuido mucho. Hombre, cuando ganamos un partido importante y me dan libre, suelo ir a cenar a un restaurante que me gusta mucho. Se llama Amaren.

¿Y de fiesta?

De fiesta salgo, poco. Cero.

¡Qué mentiroso!

[Risas]. Bueno, alguna vez cuando ganamos un partido importante. Por ejemplo este año cuando jugamos contra el Barça en la Copa y al día siguiente teníamos libre. En días así aprovecho para hacer lo que hace cualquier chico de 21 años, salir con mis amigos y divertirme.

Las cero veces que sale de fiesta, ¿le agobian mucho?

Notas el cambio de no ser conocido a serlo. Antes ibas tranquilo y nadie te decía nada. Ahora tienes que ir con más cuidado, tener en cuenta que todo el mundo te mira, saber qué puedes hacer y qué no.

¿Eso le supone un problema?

Hombre, no es lo mismo salir ahora que cuando nadie te conoce. Cualquier tontería que harías con tus amigos, cualquier vacile, pues te cortas un poco más.

¿Qué hace cuando está por ahí y alguien saca el móvil y le graba?

Es increíble, pero pasa bastante. Es algo que a veces me ha molestado mucho. A mí no me importa que me vengas y me pidas una foto o un autógrafo. ¡Hombre! Si estoy comiendo o cenando, espérate a que termine y entonces me la pides, yo encantado. Pero sí, hay veces que la gente no respeta mucho. Estás tan tranquilo, te miran, sacan el móvil y te empiezan a grabar directamente en la cara. Son situaciones un poco incómodas, la verdad.

Cuando sale, ¿qué se toma? ¿alguna cervecita?

No me gusta, y tampoco el vino. Así que bebo Coca-Cola, que me gusta mucho.

Pero eso es malísimo para un deportista.

Pero es cero cero. A ver, mi hermano me ha dicho que cuando me haga mayor me gustará la cerveza. Pero de momento no me gusta.

No lo dude. ¿Alguna copita?

Cuando se puede, sí. Es lo que te digo, los días que tenemos libres aprovecho para hacer lo que hace cualquier chaval de 21 años.

¿Es difícil mantener la calma con esa edad, con fama y dinero?

¡Qué va! Gracias a Dios tengo una familia increíble que si se me va la olla, me frena. Si no fuese por ellos, se me habría ido un poco la pinza. Conozco algunos chavales que les ha pasado.

¿Nota que la gente se le acerca por interés?

Sí, hay mucha gente que se te acerca por interés, por quién eres. Pero yo sigo teniendo mi círculo de amigos, que no ha cambiado y espero que no cambie.

¿Cómo les detecta?

Pues mira, cuando te vienen a hablar mucho de fútbol, de qué bien jugaste, qué bueno eres... Cuando uno viene muchas veces así, lo calas.

Las chicas también se le acercarán mucho... ¿Nunca piensa: 'no soy tan guapo como para ligar tanto'?

[Risas]. Bueno, sí que se acercan, la verdad, pero estoy muy tranquilo.

Eso es que tiene novia.

No no, de momento no.

¿Quién es el, o la, que le da una colleja cuando se le va la pinza?

Mi madre primero, y si ella ve que no es suficiente, se acercan mi padre y mi hermano, y ahí se acaban las tonterías. No soy muy de que se me vaya la olla, mis padres y mi hermano siempre ha sido muy humildes y siempre pido permiso para hacer las cosas. Por ejemplo, me quise comprar un coche y lo primero que hice fue preguntarle a mi madre si podía, porque tenía el dinero, y no me dejó. Me dijo que no.

Y no se lo compró.

No. A mí me gustan mucho los coches, y quería un coche que igual era demasiado para tener con 18 años. Le pregunté a mi madre y a mi hermano y me dijeron que no era el momento de comprar ese tipo de coche, que me comprase uno más normal, que estuviese un par de años con él y a partir de ahí que ya veríamos.

¿Qué es su hermano para usted?

Es un referente, es mi compañero de vida, mi mejor amigo, mi hermano mayor, mi padre. Es el que me ha hecho ser como soy.

¡Pero si están todo el día peleándose!

¡Sí claro! Somos hermanos, y los hermanos discuten todo el rato, te picas con él, intentas superarle. Pero vamos, mi relación con él es sagrada.

¿De verdad está seis horas con el móvil?

¡No no! El otro día en la radio exageré. Luego lo miré y estoy tres o cuatro horas al día.

Hombre...

Ya, es un poco mucho. Hay que rebajarlo.

¿Cuánto mantenimiento necesita su pelo?

Cada semana voy a raparme los lados, y las rastas, cada tres o cuatro meses me las arreglo.

Será caro ese mantenimiento.

¡Qué va! Es un amigo que tengo desde los 15 años.

Usted y Lamine se han cargado el tiqui-taca, que se dice pronto.

Bueno, yo creo que el fútbol camina hacia un futuro más físico, y nosotros tenemos velocidad, tenemos uno contra uno... Supongo que por ahí va la cosa.

¿Cree que esta selección, con Lamine, con usted, con Balde, que no está aquí, refleja la España actual?

Sí. En el Athletic, Ramallo primero y mi hermano fueron los primeros negros, y ahora viene una camada tremenda. Aquí en la selección lo mismo. Es el reflejo de que la gente se integra bien. Mis padres nunca han hecho daño a nadie, sólo han querido integrarse y contribuir a la sociedad, y sus hijos más de lo mismo.

Le escuché un día decir que nadie nace racista. ¿Qué podemos concluir de eso?

Pues eso. Mira, si tú unes a dos niños, uno negro y otro blanco, y los pones a jugar en el parque, jugarán sin problema, y no reparan en el color de la piel del otro. Simplemente, juegan, se divierten y ya está. La base de todo es la educación. Si educamos a los niños en el respeto y en la tolerancia, iremos mejorando.

¿Se ve ganando la Eurocopa?

Sí.

¿Y cómo se ve de mayor?

Con mi mujer y mis hijos en una casa muy grande.